Las chimeneas se incendian por diversas razones, la mayoría de ellas por imprudencias: no la deshollinamos por olvido, ignorancia o exceso de confianza; encendemos usando líquidos inflamables; metemos demasiada leña creando grandes llamas; dejamos cerca muebles, ropa, alfombras o cortinas; no vigilamos las chispas o las provocamos; nos acostamos dejándola encendida o con brasas muy vivas; abrimos la puerta del cassette demasiado rápido, etc.
Cuando se prende fuego una chimenea no siempre nos damos cuenta, son muchas las ocasiones en que los vecinos ven salir las llamas por el tejado y nos avisan. En los casos en los que nos demos cuenta más o menos pronto, podemos actuar para intentar apagarlo.
Sea el caso que sea, la vida de las personas es lo primero, así que hay que PONER A SALVO A TODAS LAS PERSONAS que haya en la vivienda. Las cosas se reponen, la vida no.
Lo siguiente es LLAMAR A LOS BOMBEROS, a emergencias o pedir ayuda.
MANTENER LA CALMA y valorar la situación, los primeros momentos son claves para conseguir detener un incendio. Si es pequeño quizás podamos actuar sin riesgo para nosotros, si no, pues es mejor ser prudentes, retirarnos y no sufrir daños personales.
Cuando ya hay FUEGO EN LA HABITACIÓN la situación es grave y peligrosa y hay que actuar con mucha prudencia. Mejor salir de la casa dejando ventanas y puertas cerradas. Si nos quedamos atrapados y no podemos escapar, nos encerraremos en una habitación, taparemos con trapos, mejor mojados, las ranuras de puertas y ventanas por las que pueda entrar humo y pediremos auxilio al exterior.
En el caso de que se nos prenda la ropa o el pelo hay que intentar mantener la calma, no es bueno correr porque el fuego se puede avivar. Si es la ropa hay que echarse al suelo y rodar sobre uno mismo. Si es el pelo, meter la cabeza debajo de un grifo o cubrirla con un trapo grande.
Una vez que todo ha pasado, la chimenea debe ser revisada y limpiada, pues puede ser que algunos trozos de pared o ladrillos se hayan desprendido y taponen el conducto, o puede que haya agüjeros en alguna pared y el humo se pueda salir por donde no debe. A veces hay que derribar el conducto y volverlo a construir. Los conductos metálicos aguantan mejor y normalmente con limpiarlos es suficiente.
Los seguros de hogar suelen cubrir los daños por incendio. Muchas veces piden una factura que justifique que se ha realizado el mantenimiento anual que establece la ley antes de pagar los daños, pero se nos ocurren varias preguntas: ¿Se lo exigen al asegurado previamente en las condiciones de la póliza? ¿Cuál es su plazo de validez si legalmente hay que revisar anualmente pero limpiar sólo cuando se considere necesario? (ver RITE) ¿Cómo pensar que con una limpieza anual ya estamos seguros cuando hay chimeneas que se atascan por completo en un par de meses? ¿En todos los casos la culpa es del hollín?
Tengamos en cuenta que si arde una chimenea es porque tiene suficiente hollín o creosota acumulados, si arde un mueble es porque está muy cerca del fuego, si se prende una alfombra o similar es porque saltan chispas, si nos quemamos las manos o la cara es porque utilizamos líquidos inflamables para encender, etc.
Para mayor información recomendamos ver las noticias referidas en nuestra página ¿Qué es el hollín? y atender los consejos ofrecidos en los siguientes sitios: